Hacia una medicina integrativa
- Ana San Martín
- 7 nov 2020
- 3 Min. de lectura
Aunque en sus comienzos la medicina surgió como una disciplina holística o integral, en la que se contemplaban cuerpo y mente como una unidad, “mens sana in corpore sano” (antigua cita latina), con el paso de los años y basándose en evidencia científica, esta disciplina fue evolucionando hasta la medicina contemporánea de hoy en día, la que se aplica en la salud pública, centrándose exclusivamente en el estudio de síntomas corporales específicos, dividiendo de este modo el cuerpo en zonas aparentemente independientes las unas de las otras. Esto permitió y sigue permitiendo a la medicina evolucionar para afrontar nuevos retos y nuevas intervenciones que permiten salvar vidas en momentos críticos.
Sin embargo, cuando surgen enfermedades asociadas al estilo de vida, que en muchos casos tienen un componente genético o multifactorial, el enfoque de la medicina contemporánea es el de controlar los diversos procesos vitales del ser humano mediante la medicalización, es decir, utilizando el medicamento para tapar síntomas en lugar de buscar el origen y las múltiples causas que llevan a la persona a enfermar o a padecer las diversas disfunciones.
Por lo tanto, es muy útil para salvar vidas en momentos críticos, sin embargo, cuando surgen enfermedades asociadas a estilos de vida, este enfoque puede llegar a crear enfermos crónicos dependientes de medicamentos que en ningún caso gozan de salud plena ya que siguen sufriendo síntomas propios de las enfermedades que padecen, o derivados del uso de medicamentos.
Paralelamente al desarrollo de la medicina contemporánea han surgido recientemente otras disciplinas científicas, como la Psiconeuroinmunología (PNI)1, que:
- Demuestra la importancia de los factores psicosociales, los cuales están implicados en la modulación de determinadas funciones y sistemas biológicos, como el sistema inmunitario o inflamatorio y de cómo este influye el resto de sistemas y ejes neuroendocrinos del cuerpo.
- Tiene en cuenta el papel modulador de la microbiota, en lo que se conoce como eje intestino-cerebro.
- Contempla el factor epigenético de las enfermedades, es decir, se tiene en cuenta el papel que tienen factores ambientales y socioculturales en la expresión o no de una determinada predisposición genética a padecer una enfermedad.
Se demuestra entonces como el ambiente o los impactos emocionales se traducen en una movilización energética y de recursos que ocurren en el cuerpo, de tal manera que si estos se mantienen durante largos periodos de tiempo (estrés de larga duración), pueden llegar a manifestarse diversos síntomas físicos en el cuerpo humano.
El enfoque de la PNI une de nuevo la visión holística de la enfermedad y la científica. Por ello, el tratamiento de las enfermedades pasa primero por conocer las causas que las originan y en función de ello plantear acciones correctivas, en lugar de tapar síntomas.
Por lo tanto, vemos como la medicina contemporánea y la PNI se complementan entre sí proporcionando vías sumativas de intervención a diversos problemas de salud. Dadas estas circunstancias, lo idóneo sería poder aplicar simultáneamente las ventajas de la medicina contemporánea y de la PNI para conseguir sinergias entre los dos enfoques, las cuales encaminen a los pacientes hacia la curación mediante:
- El cambio de hábitos efectivo, enfocado en afrontar el origen de la enfermedad y no en tapar los síntomas.
- La toma de conciencia de las diversas emociones que anclan a los pacientes a sufrir los diversos procesos fisiopatológicos en los que se hayan inmersos.
Sin embargo, la aplicación de la medicina de una forma integral no siempre es fácil, ya que en la sanidad pública no se contemplan intervenciones integrativas, como se propone desde la PNI. Además, el limitado tiempo del que los profesionales que trabajan en la sanidad pública disponen y los protocolos rígidos y muchas veces desactualizados que deben de seguir hacen que su capacidad se vea muy limitada a la hora de poder ayudar de manera efectiva a pacientes con enfermedades crónicas.
Aquí incluyo una tabla en la que se comparan las diversas características comentadas acerca del enfoque de la medicina actual y la PNI:

Personalmente he de decir que todo lo comentado anteriormente, sumado al hecho de que desde la sanidad pública no se promueve ni comenta a los pacientes la existencia de otro tipo de terapias también basadas en evidencia científica, entre ellas la PNI, como tratamiento complementario, es una de las razones principales que a me llevan a escribir este blog y a hacer divulgación sobre todos estos temas que iré tratando.
Espero que os haya parecido interesante este tema.
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¡Nos vemos en próximos blogs!
¡Hasta pronto!
REFERENCIAS
1- Sánchez-Teruela, D., Robles-Bellob M. A. (2016). Psiconeuroinmunología: hacia la transdisciplinariedad en la salud. Educación Médica, 9(S2), 171-178
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